viernes, 22 de agosto de 2014

Despojo

Primero la pesadilla de trámites que deberían alegrarnos y en cambio nos aterrorizan: el corazón dividido, indeciso, asfixiado.

Luego la peregrinación triste que es ahora ir a comprar víveres, la desesperación silenciosa de no conseguir algo o ya no tener con qué pagarlo, iluminada por la conversación sazonada de sonrisas con los dependientes del abasto o las cajeras de la panadería, me hace aferrarme a la esperanza de que hay cosas de las que no pueden despojarnos.

1 comentario:

  1. Y no podrán despojarnos de la esperanza, Geraldine. No podrán imponernos sistemas absurdos de sistemas biométricos, que más bien debieran aplicarse a sí mismos para medir su inmensa incompetencia, porque los Guardias Nacionales no cuidan como debieran las fronteras para evitar el combrabando, sino en las calles, amenzando a los estudiantes. Parecemos fantasmas asustados en los automercados. Flotamos en los pasillos aterrados con los precios estanflacionarios. Pero algún día no lejano vendrá en el que los corruptos, al igual que Gaddaffi, saldrán por la cloacas de la culpa, derrotados.

    Muchos abrazos,

    Myriam

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