Mi nuevo amigo Andriy Lyubka, joven, activo y talentoso poeta ucraniano de la ciudad de Úzhgorod, graduado en Estudios Balcánicos de la Universidad de Varsovia, a quien tuve la oportunidad de conocer en mi reciente viaje a la ciudad de Rio de Janeiro, ha escrito esta hermosa columna sobre mí en una revista digital ucraniana. En agradecimiento he decidido traducirla del ucraniano al español:
"En
el mes de septiembre el destino me llevó a conocer a una persona maravillosa
que ama a Ucrania y se esfuerza en ayudarnos en nuestra compleja situación
actual, y lo hace desde la lejana Venezuela.
Nos
conocimos en Brasil, en Rio de Janeiro. Junto al poeta brasileño Ricardo
Domenec fui a un paseo nocturno por la legendaria playa de Copacabana, en donde
debíamos encontrarnos con una amiga común, músico. Ella vino al encuentro con
unas amigas, una de las cuales resultó ser una pianista de fama mundial (sic) venida de
Venezuela. Cuando en el momento de presentarnos escuchó que yo era de Ucrania, me
saludó en ruso. Eso en un principio no me gustó, pues el que alguien hable
en ruso no significa que uno deba comunicarse en ese idioma, pues siempre está
el inglés.
La
pianista venezolana se llama Geraldina Méndez. Más tarde, luego de conversar
bastante, resultó que no sólo sabía ruso, sino que había vivido en Ucrania unos
cuantos años. Había recibido educación aquí al comienzo de los años noventa, y
exitosamente culminó el conservatorio kievita. Naturalmente, para ella
encontrarse por casualidad con alguien de Ucrania en Rio de Janeiro era un raro
acontecimiento, por lo que el resto de la noche la pasamos hablando de la situación
actual. Geraldina me dijo que había visto en fotos las construcciones en Majdan
Nezalezhnosti (la Plaza de la Independencia, en el centro de Kíev –nota del
traductor-) y que el centro de la ciudad ya no era el mismo de sus años de estudiante. Yo en respuesta
le expresé mi descontento de que hubiera estudiado en nuestro país en sus peores
años de destrucción y caos, pues en la actualidad le hubiera gustado mucho más.
Y agregué que al frente de su Conservatorio se levantaron barricadas en la hora
de la revolución, y “extremistas” tocaban el piano.
Geraldina
se encendió y me dijo que había seguido atentamente la Revolución de la
Dignidad y sufrido por un pueblo y nación para ella tan queridos. Más que eso,
ella misma había decidido traducir información actual y verdadera al español,
para divulgarla en Venezuela. Haciendo eso se opuso a la poderosa propaganda y “zombización”
rusa. Era lo que podía hacer en la
medida de sus posibilidades y desde su país. Es de lo que debería ocuparse
nuestro gobierno pero no le sale bien, por lo que la iniciativa la toman en sus
manos voluntarios, entusiastas, ucrainófilos provenientes de las más diversas culturas
y países.
Nos
hicimos amigos en Facebook, y de vez en cuando intercambiamos información.
Geraldina se interesa por la literatura actual ucraniana, decidió probar leer
en ucraniano. Ella es una verdadera agente ucraniana, que ama y populariza a
Ucrania. Aunque se encontró con nuestro país en sus peores años, eso no le
impidió amar al pueblo ucraniano. Actualmente usa su experiencia,
conocimientos, posición para apoyar a Ucrania. A personas así las debemos conocer,
deberían recibir nuestro agradecimiento pues realizan una importante labor.
Sería bueno invitarla a participar en algún festival musical ucraniano, a ella
le gustaría ver el querido Kíev y cómo éste ha cambiado en los últimos quince
años. ¡Y ahora, simplemente gracias, Geraldina, agente venezolana ucraniana!"
El enlace original pueden verlo aquí
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