02.03.2014. Escrito por Katerina Smotrich. Traducido del ruso al español por Geraldina Méndez.
(Publicado en el periódico digital ucraniano "Українська правда".
Pueden ver el original en
http://life.pravda.com.ua/columns/2014/03/2/155116/ )
El 1ero, creo, de Marzo de 1992 llegó papá de su trabajo como siempre. A las siete. Él y mamá se encerraron en la cocina como por quince minutos. Después él, mientras, ahora lo entiendo, mamá recogía sus cosas, nos llamó a mí y a mi hermano a la cocina. Yo tenía 9 años.
Mi papá, revolviendo la ya vacía taza de té, nos dijo que se iba a la guerra. Que había comenzado la guerra. Esa que después se llamaría "conflicto Moldavia-Transnistria."
Yo le dije que eso no podía ser porque nosotros habíamos vencido a los alemanes hace muchos años. En mi libro de historia, mira, ahí está escrito.
Él tomó sus cosas y se fue. A partir de ahí me dejó para siempre en la cabeza la palabra "movilización" y a mi mamá su sueldo. La casa quedó muy silenciosa y mi mamá dejó encendida la luz de la entrada. Toda la noche. Toda la noche hasta que amaneció miré esa luz a través de la puerta entreabierta de mi cuarto.
En una semana no quedó en mi salón de clases ni un niño cuyo padre no se hubiera "ido". Y en una semana más cerraron la escuela.
Luego de eso estábamos acostados en el suelo del apartamento de los Kamnev, con la luz apagada, y la tía Ira lloraba más fuerte que todos, porque disparaban a las ventanas. Supimos, mucho antes que cualesquiera otros niños, lo que era BTR, AK 47 y F-1.
Después trajeron al tío Yura del tercer edificio, al tío Sasha y a unas 20 personas. En ataúdes. Yo no pensé que eso era posible. Porque hacía dos semanas que el tío Yura bebía té en nuestra cocina. Al finalizar los funerales mi mamá reunió un poco de comida para los familiares de esas personas repitiendo: "-A nosotros no nos pasará eso, a nosotros no nos pasará eso ¿verdad, niños?"
Dos veces vino a casa papá. Por tres horas. Flaco, sucio, sin afeitar, oliendo a tierra, con ojos ajenos. Mi mamá casi no lloraba. Le contaba chistes, y lloraba solo de noche, cuando él se iba. Cada noche yo únicamente me dormía cuando ella comenzaba a llorar. Hasta que no lo hacía a mí me daba terror de que dejara de respirar.
Después fueron los sótanos de mi casa de infancia, donde todavía muchos años después estaba escrito en pintura roja "refugio".
Y luego a mi hermano y a mí nos llevaron de una abuela a otra. En Ucrania. Y no podíamos llamar a mamá por teléfono. Y la abuela trataba de suavemente "prepararnos" para los diferentes posibles escenarios resultantes, como ahora comprendo.
Recuerdo esa sensación de no entender por qué al mundo entero le da igual. Tú podrías no ver más a tu mamá y a tu papá. ¿Por qué a toda esta gente le da igual?
Entonces tú, que eres un niño, tiemblas de ira, rabia e injusticia, y hasta la mañana no te puedes dormir. Tú mañana tienes que ir a la escuela junto con niños desinteresados para quienes tú eres una refugiada. Porque eso dijo la maestra.
Yo no sé qué hacían mis familiares en Ucrania en esa época, pero yo, ya después de la guerra, miraba un álbum samizdat* en papel barato: "Los Bender. Ejecutados e indómitos" y trataba de no encontrarme con mi papá cuando volvía del trabajo. Tenía miedo de que nos llamara a la cocina.
Hoy mi padre vive conmigo, en la misma casa, en Ucrania. Si es temporal o permanente, eso aún lo resolvemos. Y hoy en día no puedo explicarle a quienes no estuvieron con nosotros en esa cocina en el '92 por qué soy más temerosa que los demás y por qué lavo y plancho dos veces toda la ropa de cama y dos veces limpio el piso. A lo mejor para que él no me llame a la cocina.
Este texto no tiene ningún fin educativo y yo no sé si me entenderán aquellos a los que aún les da igual el que Senya se parezca a una liebre.*
Yo no sé si están conscientes de su dicha aquellos que conocen la guerra por los libros de historia.
Pero con seguridad les digo que mi esposo no se va a ir a luchar solo. Él tendrá un desesperado, un molesto, un fiel, y sobre todo un experimentado Sancho Panza que yo, en esencia, soy para él en una cotidiana, pacífica y tan lejana ahora vida.
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*Nota del traductor: Samizdat fue una forma clandestina de distribuir literatura prohibida por el régimen soviético, que se realizaba haciendo tirajes cortos esperando que quienes recibieran las copias las reproducirían y distribuirían a veces incluso en forma manuscrita.
**Nota del traductor: Senya es el diminutivo del nombre del político ucraniano Arseni Petróvich Artseniuk quien desde el 27 de Febrero del 2014 es el primer ministro interino de Ucrania. El juego de palabras proviene del hecho de que el político parece efectivamente una liebre y de que el diminutivo de su nombre hace recordar a un muñeco de un programa infantil soviético "Buenas noches, pequeñines" llamado Senya la liebre.
Brutal aquella frase: "yo no se si están conscientes de su dicha aquellos que conocen la guerra por los libros de historia". Habrá que esperar que comiencen los ejercicios en el caribe para tomar conciencia. Besos Gera.
ResponderEliminarGracias Gera! a veces es bueno que nos recuerden lo afortunados que somos
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