lunes, 8 de junio de 2015

Desamor

Encrucijadas. El piso se mueve y de repente no sabes dónde estás, excepto que ya no en hibernación sino en un punto vivo. Abres la mano y lo que creías tener de repente vuela de entre tus dedos, se lo lleva el viento como vilanos. Lo que creías había impreso un sello es barrido por una marea de otras aguas como pasos de gaviota en la arena y te encuentras perdido, sin saber qué habías escrito, sin palabras, sin fuego, justo después de haberlas dicho, como una maldición de lo innombrable, una prueba de labios que debieron permanecer sellados, sin decir.

Callas y en el silencio se agazapa la nada dispuesta a saltar como un tigre blanco. Se borran misterios, nuevos signos reemplazan otros familiares y el corazón duda, siempre duda, retrocede, mira hacia otro lado, volando como un pájaro indeciso que no sabe de qué se alimentará a continuación. 


Geraldina Mendez