jueves, 25 de febrero de 2016

No hay patria

Venimos de un mundo irreparable. 
Hélène Dorion, poetisa quebequense



No se puede regresar a un lugar que ya no existe.

La metamorfosis terrible a la que estamos sometidos nos abandona a diario en un país otro. Morimos cada día un poco y nuestro duelo es constante.

Reducida la vida a la búsqueda de lo más básico, nos dedicamos a sobrevivir, minuciosamente.

¿Dónde habitamos cuando el piso se nos mueve bajo los pies?

Como insectos de luz en un vuelo ininterrumpido, buscamos retazos de esperanza. Ella, mal hábito, cruel, cuando azota, hace doler aún más la gran herida palpitante en la que se ha convertido nuestro país. Agotados, suspendidos en una pesadilla siempre cambiante que nunca tenemos tiempo de soñar, de la que despertamos en otra, pesadilla dentro de pesadilla pero tan real como el puñetazo diario de vivir, añoramos un espacio perdido tras esa palabra que nos han arrancado, esa palabra que han arrastrado por el suelo: la patria.

Sin patria no hay regreso.


Geraldina Mendez




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